50 ml de zumo de limón

En un bol echamos 400 g de queso mascarpone o cualquier queso crema. Batimos para reblandecer e incorporamos 200 g de leche condensada. Mezclamos con el mascarpone. Vertemos 50 ml de zumo de limón y batimos bien hasta que todos los ingredientes estén bien integrados y tengamos una mezcla homogénea. Troceamos unas rodajas de piña en su jugo, las echamos al bol y mezclamos. 

Mojamos las galletas en el jugo de la piña y las vamos colocando por toda la base del molde. Poenmos una primera capa de crema y repartimos bien. Otra capa de galletas remojadas en jugo, segunda capa de crema y otra nuevamente de galletas. Acabamos con la tercera de crema. En total, tenemos tres capas de galletas y tres de crema. 

Rematamos la tarta con 3 rodajas de piña en su jugo. Filmamos y reservamos en la nevera hasta el día siguiente. 

Antes de servir, y de manera totalmente opcional, podemos poner un poco de azúcar sobre cada rodaja de piña y quemarla con un soplete. 

3 g de comino en grano

4 ajos

300 g de garbanzos cocidos

1 sepia

1 ajo

1 cebolla pequeña

1 cucharadita de pimentón dulce

1 cucharada de tomate concentrado Hida

2 cucharadas soperas de tomate frito Hida

Agua (hasta cubrir)

1 hoja de laurel

Perejil fresco

Aceite de oliva virgen extra

Sal

Comenzamos limpiando la sepia, aunque la podemos comprar ya limpia o pedir que lo hagan en la pescadería. Cortamos las aletas en trozos pequeños. El cuerpo primero en tiras y luego también en trozos pequeños. Salamos. Reservamos la melsa.

En una cacerola baja echamos un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Echamos la sepia troceada y las patas, y doramos todo a fuego fuerte. Una vez dorada, retiramos y reservamos. 

Echamos un chorrito más de aceite e incorporamos un ajo picado. Cuando empiece a saltar echamos una cebolla picada, un poco de sal y sofreímos 5 minutos a fuego fuerte. Incorporamos la melsa, apretamos para que suelte todo el jugo y retiramos. Echamos una cucharadita de pimentón dulce y mezclamos unos segundos. Seguidamente echamos una cucharada de postre de tomate concentrado. Mezclamos bien e incorporamos un par de cucharadas soperas de tomate frito. Vertemos un poco de agua y trituramos.  Incorporamos la sepia que teníamos reservada. Vertemos un poco más de agua, lo justo hasta cubrir. Echamos una hoja de laurel y rectificamos de sal si fuera necesario. Dejamos cocer 20 minutos o hasta que la sepia esté tierna. 

Pasado el tiempo, retiramos la hoja de laurel, echamos 300 g de garbanzos cocidos y dejamos cocinar 5 minutos más. Servimos en una bandeja al centro de la mesa, decoramos con un poco de perejil fresco picado y plato listo para servir.

Truco o consejo número 1:

Es importante esterilizar bien los tarros de cristal y sus tapas, yo lo hago dejándolos en agua hirviendo durante 10 minutos. Asegúrate de que las tapas están en perfectas condiciones.

Pasado el tiempo, dejamos los tarros secar boca abajo en un trapo limpio.

Número 2: La elección del tomate. Hay que elegir un buen tomate maduro, yo he seleccionado tomate pera del mercado semanal de mi pueblo. Antes de nada, hay que lavarlos bien bajo el grifo. 

Número 3: Escaldar el tomate, esto se hace para poder pelarlos bien. Echamos agua en una olla y ponemos a hervir. Con un cuchillo tomatero (el de sierra) hacemos un corte en forma de cruz en el culo del tomate. 

Una vez tengamos el agua hirviendo vamos echando los tomates por tandas, y los dejamos en el agua 30 segundos, no necesitan más. Pasado el tiempo los pasamos a un bol con agua con hielo para cortar la cocción. Ya veréis lo fácil que se pelan ahora.

Número 4. Podemos conservar el tomate entero o troceado. Yo voy a hacer de los dos. También podríais hacerlo triturado, eso lo dejo al gusto y elección de cada uno. Dividimos los tomates ya pelados en dos boles para hacerlos enteros y troceados. Los enteros los introducimos directamente en un tarro grande, apretando para que queden los menos huecos posibles.

El resto los vamos a trocear. Soltarán una buena cantidad de caldo, esto es importante puesto que este caldo nos servirá para acabar de rellenar todos los tarros. Vamos llenando los tarros con el tomate troceado con ayuda de una cuchara. Con el palo de la propia cuchara nos ayudamos para apretar el tomate y que no quede aire. Rellenamos el tarro de los tomates enteros con el jugo de tomate que nos ha sobrado. 

Cerramos bien todos los tarros asegurándonos, como ya he comentado antes, de que las tapas están en buen estado.

Número 5: Hacer el vacío. Colocamos en el fondo de la olla un trapo limpio, esto evitará que los tarros se muevan y se golpeen entre sí. Colocamos los tarros. Es importante asegurarse de que la olla sea más alta que los tarros. Cubrimos con agua, asegurándonos de que todo los tarros queden cubiertos. Ponemos a fuego medio-alto y, en cuanto rompa a hervir, dejamos 20 minutos a fuego medio-bajo. 

Pasado el tiempo, apagamos el fuego y dejamos que se enfríen dentro del agua.

Número 6. Una vez fríos los tarros hay que comprobar si se ha hecho bien el vacío. Tan fácil como presionar en el centro, si no se mueve la tapa es que el vacío está bien hecho. Si se moviera es que no está bien hecho. 

Pelamos las patatas, las lavamos y cortamos en bastones regulares. Las dejamos en un bol con agua fría un mínimo de 15 minutos. Pasado el tiempo, las freímos en abundante aceite de oliva virgen extra a fuego medio alto hasta que estén tiernas y doradas al gusto. Las retiramos sobre papel de cocina. Salamos al gusto y aderezamos con especias al gusto.

En una sartén echamos un chorro de aceite de oliva virgen extra. Incorporamos un ajo picado. En cuanto el ajo empiece a bailar añadimos media cebolla picada. Salamos ligeramente y sofreímos unos 10-12 minutos. Podemos ir añadiendo agua poco a poco para acelerar su caramelización. Una vez bien sofrita la cebolla echamos a la sartén 300 g de carne picada de ternera previamente salpimentada. Vamos cocinando la carne a la vez que la picamos. Una vez que la carne esté casi lista echamos 3 cucharadas de tomate frito, unos copos de chile si queremos darle un toque picante y mezclamos todo bien. Reservamos.

Preparamos un guacamole rápìdo machacando medio aguacate con sal, aceite de oliva virgen extra, zumo de lima y cilantro fresco picado.

Echamos las patatas en la bandeja de presentación. Cargamos con la carne picada, el guacamole, un poco de cebolla morada picada, jalapeño encurtido picado y cilantro fresco picado. Acabamos con un poco de queso rallado. Gratinamos en el horno justo antes de servir.

Tarta de queso sin horno: deliciosa y muy fácil de preparar. Pensarán que la has comprado en la mejor de las pastelerías. Una tarta equilibrada de sabor, y con una textura muy agradable Fácil de hacer e ideal para cualquier ocasión especial.

Trituramos 120 g de galletas junto a 100 g de mantequilla sin sal derretida. Una vez trituradas las echamos en un molde desmontable de 20 cm previamente forrado el fondo con papel vegetal. Repartimos de manera uniforme por todo el fondo del molde y lo alisamos bien con un vaso. Reservamos en el congelador mientras preparamos el relleno.

Hidratamos 5 hojas de gelatina neutra en agua fría durante 5 minutos. En un cazo vertemos 100 ml de leche, puede ser entera, desnatada o semi y la calentamos hasta que justo rompa a hervir. Retiramos del fuego, escurrimos la gelatina, la echamos con la leche y mezclamos hasta que se disuelva totalmente. La reservamos en otro bol para que pierda un poco de temperatura.

En un bol grande echamos 500 g de queso crema tipo Philadelphia, 200 g de yogur griego natural y 100 g de azúcar. Batimos con unas varillas hasta conseguir una mezcla homogénea. Vertemos la leche con la gelatina y batimos hasta integrar. Para conseguir una tarta más perfecta al desmoldar voy a poner un acetato alrededor del molde. Echamos la mezcla y la repartimos por todo el molde de manera uniforme. Reservamos la tarta en la nevera 1 hora.

Para la cobertura comenzamos hidratando 2 hojas de gelatina en agua fría. Echamos 300 g de mermelada de fresa en un cazo y llevamos a ebullición. Cuando empiece a hervir, retiramos del fuego, escurrimos la gelatina y la echamos junto con la mermelada. Removemos con unas varillas hasta que la gelatina se haya disuelto. Vertemos sobre la tarta con cuidado ayudándonos de una cuchara para que no caiga directamente.

Reservamos en la nevera un mínimo de 4 horas, aunque yo la suelo dejar de un día para otro. 

Patatas variedad Agria

Echamos un chorrito de aceite de oliva virgen extra en una cacerola baja, incorporamos una cebolla cortada en juliana, un poco de sal y sofreímos. Dejamos tranquilamente que la cebolla se dore y esté bien pochada. Retiramos la cebolla y en el mismo aceite doramos las salchichas a fuego fuerte, no es necesario cocinarlas bien, simplemente que se doren por fuera.

Una vez doradas, vertemos 150 ml de vino blanco y dejamos reducir 5 minutos a fuego fuerte. Pasado el tiempo volvemos a echar la cebolla, repartiéndola por toda la cacerola. Vertemos 300 ml de caldo de pollo. Dejamos cocinar 20 minutos a fuego fuerte, vigilando que nuestras salchichas no se queden sin caldo.

Pasados los 20 minutos servimos las salchichas en el plato o fuente de presentación y acompañamos con patatas fritas.  

Cocemos 3 patatas medianas y 2 huevos tamaño M: 13 minutos los huevos y 40 minutos las patatas. Pasamos a un bol de agua con hielo. 

Una vez frías las patatas las pelamos y cortamos en trozos regulares. Las echamos en un bol grande. Cascamos y pelamos los huevos cocidos. Los cortamos también en trozos pequeños y los echamos al bol. Echamos también medio pepino pelados, despepitamos y picados; medio pimiento verde previamente lavado y troceado; media cebolla morada cortada en juliana; 2 tomates maduros peldos y cortados: un trozo de pimiento rojo lavado y picado; y dos latas de atún escurridas. Echamos sal al gusto y aceite de oliva virgen extra también al gusto, a mí me gusta echarle de forma generosa. 

Mezclamos bien y reservamos en la nevera hasta el momento de servir. 

Esta ensalada típica veraniega no tiene cantidades fijas, podéis poner más o menos cantidad de cada ingrediente en función de vuestro gusto.