En el bol de la batidora echamos 250 g de mantequilla sin sal punto pomada junto con 150 g de azúcar moreno y 100 g de azúcar blanco. Batimos hasta que todos los ingredientes estén bien integrados y la mantequilla se haya aireado. Incorporamos dos huevos, de uno en uno y sin dejar de batir. Una vez integrados, echamos una cucharadita de esencia de vainilla y seguimos batiendo.

En un bol mezclamos los ingredientes secos: 400 g de harina de repostería, 100 g de maicena, 2 cucharaditas de bicarbonato y una pizca de sal. Removemos y lo incorporamos a la masa en varias tandas y tamizando. Batimos hasta integrar.

Vamos formando las galletas con ayuda de un sacabolas y las vamos colocando sobre papel vegetal o un tapete puesto sobre una bandeja de horno. Ponemos unas pepitas de chocolate en cada bola y aplastamos con ayuda de papel vegetal. Al horno, que tenemos precalentado a 160 ºC, durante 15 minutos.

Una vez horneadas, las dejamos enfriar totalmente sobre una rejilla. Decoramos con toppings al gusto: mini galletas, chocolatinas, Huesitos, Kinder Bueno, Lacasitos o lo que más os guste. 

Todo un clásico de nuestros bares de tapas. Y ¡digo yo!: ¿por qué no hacerlo en casa? Es muy fácil, y más ahora que tenemos la panceta ya curada y adobada en los supermercados.

Te doy todos los trucos para que te queden unos torreznos de Soria perfectos, bien suflados y crujientes.

Lo primero que tenemos que hacer es sacar tanto de la nevera como de su envase original los torreznos, 24 horas antes de cocinarlos. Es importante que la corteza del torrezno esté bien seca para que sufle bien.

Al día siguiente, ya podemos preparar nuestros torreznos. Ponemos una sartén y cubrimos el fondo con aceite de oliva virgen extra. Vamos a calentar el aceite a fuego suave, yo lo he puesto al 2 en mi placa de inducción. Colocamos cada una de las tiras con la corteza hacia abajo. Es importante que no se vuelquen y las cocinemos a fuego bajo durante 15-20 minutos, esto hará que la corteza se vaya cocinando y empiece el proceso necesario para que luego suflen bien. El torrezno sigue estando crudo, pero la corteza ha cambiado. Sacamos del fuego. 

Subimos la potencia a fuego alto y volvemos a poner los torreznos. Los haremos en dos tandas, primero la mitad y luego la otra. Vamos a cocinar los laterales, primero por un lado 2-3 minutos o hasta que esté dorado al gusto y luego por el otro lado. De esta manera suflará la corteza y se cocinará el torrezno. Sacamos a un plato con papel absorbente y acabamos de cocinar el resto.

En un bol echamos 1 vaso de azúcar, un vaso de harina de trigo y un vaso de leche. Echamos medio sobre de levadura química, 3 huevos tamaño M y una manzana y media pelada y troceada. Trituramos con la batidora de mano. 

Volcamos la masa en un molde desmontable de 20 cm forrado con papel vegetal. Laminamos la media manzana que nos había sobrado del relleno y otra más. Colocamos las láminas por toda la superficie. Al horno, que tenemos precalentado a 180ºC calor arriba-abajo, durante 45 minutos.

Pasado el tiempo, sacamos del horno y dejamos reposar 5 minutos. Pintamos con mermelada de albaricoque, desmoldamos y dejamos sobre una rejilla hasta que se enfríe totalmente. 

En una cacerola echamos un chorro de aceite de oliva virgen extra. Incorporamos un ajo picado y dejamos que se dore ligeramente. A continuación echamos media cebolleta picada y un poco de sal. Mezclamos bien y dejamos sofreír hasta que la cebolla empiece a dorarse. Echamos una cucharadita de pimentón dulce, removemos y echamos 1 cucharada de postre de tomate concentrado y 3 cucharadas de tomate frito. Mezclamos de nuevo, vertemos 50 ml de vino blanco y dejamos que reduzca a fuego fuerte. Cuando no quede nada de líquido, echamos un poco de agua y trituramos el sofrito. 

Cortamos con unas tijeras 3 patas de pulpo cocido, en total 250 g de pulpo. Lo echamos a la cacerola junto a 300 g de garbanzos cocidos. Vertemos un poco más de agua, simplemente hasta cubrir, rectificamos de sal si fuera necesario y removemos en forma de vaivén. Dejamos cocinar 5 minutos a fuego medio-alto.

Servimos en una fuente y presentamos al centro de la mesa. Justo antes de servir, espolvoreamos un poco de perejil fresco picado.

Si te gustan las alcachofas tanto como a mí, seguro que siempre estás buscando nuevas maneras de cocinarlas. Hoy te traigo una receta sencillita y rápida de hacer: alcachofas al ajillo.

En un bol con agua, echamos el zumo de medio limón o un par de ramas de perejil, ambas opciones son válidas para evitar que la alcachofa se oxide.

Limpiamos 1 kg de alcachofas, tanto el tallo como las hojas más duras. Cortamos la punta de las hojas, partimos el corazón por la mitad y cada mitad en dos o tres trozos, dependiendo de como sean de grandes. Quitamos los pelillos y al agua con limón.

Ponemos un cazo al fuego con abundante agua. Echamos otro chorro de zumo de limón, sal al gusto y las alcachofas. Las cocinamos 10 minutos o hasta que estén tiernas, pero no deshechas. Una vez listas, las retiramos y ponemos a escurrir.

En una sartén echamos un chorrito de aceite de oliva virgen extra, incorporamos 3 ajos pelados laminados y una cayena. Cuando los ajos empiecen a dorarse echamos media cucharadita de pimentón dulce o picante, rápidamente incorporamos las alcachofas, 75 ml de vino blanco y cocinamos a fuego fuerte hasta que los líquidos se hayan evaporado. Una vez que no quede nada de líquido, vamos salteando las alcachofas hasta que se doren a nuestro gusto. 

A este guiso de judías, cocinado a fuego lento, es imposible resistirse. Y lo mejor es que, aparte de rico y reconfortante, es un plato de lo más sencillo de hacer.

Es importante poner en remojo en abundante agua las judías la noche anterior. Hemos de echar la suficiente cantidad de agua, porque las judías engordan durante el remojo y deben estar siempre cubiertas.

En una olla echamos un buen chorro de aceite de oliva virgen extra y calentamos. Incorporamos un ajo bien picado. Cuando el ajo empiece a saltar incorporamos media cebolla picada y un poco de sal. Dejamos sofreír 10 minutos. 

Cocemos dos chorizos y un buen trozo de morcilla durante 5 minutos en un cazo con agua. Esto no los cocinará, pero hará que suelten el exceso de grasa.

Volvemos a la olla. Echamos una cucharada de postre de pimentón dulce y mezclamos. Rápidamente echamos una cucharada de carne de ñora y 3 cucharadas de tomate frito, mezclamos todo bien y cocinamos 5 minutos. 

Vertemos un poco de agua al sofrito y trituramos todo.

A continuación echamos las judías remojada, una hoja de laurel y cubrimos un dedo por encima con agua. Mezclamos bien, tapamos y dejamos cocinar a fuego bajo durante 1 hora y 30 minutos.

Cortamos en rodajas el chorizo y la morcilla. Cuando falten 10 minutos para acabar el tiempo, rectificamos de sal si fuera necesario, e incorporamos el chorizo y la morcilla. 

Trituramos un poco de caldo y judías y lo echamos a la olla. Quitamos la hoja de laurel, removemos en forma de vaivén y servimos.

Estos mini cruasanes rellenos son una manera genial de recibir a tus invitados para cualquier comida especial. Son prácticamente de bocado y el relleno oculto los hace, aparte de ricos, sorprendentes.

Necesitamos una lámina de hojaldre redonda, que vamos a desenrollar y a cortar en forma de cruz. Podéis hacerlo con un cuchillo o con un corta pizzas. Cortamos triángulos más o menos del mismo tamaño, desde fuera hacia el centro. Saldrán unos 35-40 triángulos.

Solo nos queda rellenarlos al gusto en la parte más ancha. Aquí mis ideas: algunos los haré con pesto genovés, a otros les coloco una aceituna rellena, a otros un trozo de queso brie con un poco de tomate caramelizado, a otros un poco de olivada y a otros un poco de pesto rojo. Trituramos 6 anchoas, 50 g de bonito del Norte y 65 g de ricota hasta hacer un paté delicioso, que va a ser otro de los rellenos. En nada hemos preparado un buen puñado de canapés con 6 rellenos distintos.

Enrollamos de fuera hacia el interior, formato pequeños cruasanes y ya tenemos listos nuestros mini cruasanes. Los pintamos con huevo batido y los vamos colocando en una bandeja de horno con papel vegetal. Al horno, precalentado a 200 ºC con calor arriba-abajo durante 20 minutos o hasta que estén dorados a vuestro gusto.

Echamos 2 kg de sal para hornear en un bol, la ralladura de un limón y el zumo del mismo limón. Mezclamos bien. Echamos algo menos de la mitad en una bandeja de horno y repartimos bien. Colocamos los gambones y acabamos de cubrir con el resto de la sal. Al horno, precalentado a 180ºC con calor arriba-abajo, durante 10-12 minutos, dependiendo del tamaño del gambón y del punto de cocinado que te guste.

Mientras se hornean los gambones preparamos una mayonesa casera. Echamos un par de huevos en el vaso de la batidora, sal al gusto, zumo de limón y aceite, yo echo un poco de aceite de oliva virgen extra variedad “arbequina” y un poco de aceite de girasol. Trituramos con la batidora hasta que haya emulsionado totalmente.