CHEESECAKE DE MANGO


Lunes. Volvemos a la carga después de un intenso fin de semana en Teruel y Dinópolis. ¡Este año parece que estemos en unas constantes vacaciones! Esto de dividir las vacaciones en varias etapas tiene su parte buena y su parte mala, por un lado es como que nunca se acaban y por otro no acabamos de aterrizar del todo. En fin, ahora sí que puedo decir que ya han llegado a su fin. Bueno, hasta Navidad, jajaja.

Hoy, otra cheesecake, la tarta favorita en casa. Nos gustan de cualquier tipo. Esta de mango, más fácil imposible, sin necesidad de horno y aprovechando esos restos de bizcochos que siempre quedan de alguna receta anterior. La decoración, como veis en las fotos, queda muy "resultona". No necesitaremos ningún tipo de cortador especial ni cacharro de cocina imposible de encontrar, sólo nuestras manos y un cuchillo... ¿Qué no os lo creéis? ¡Dentro vídeo! ;)

RECETA EN VÍDEO


CHEESECAKE DE MANGO

INGREDIENTES: molde de 18 cm

1 mango
Restos de bizcocho de pistacho (o 200 g galletas + 80 g mantequilla sin sal punto pomada)
200 ml de nata para montar
250 g de queso mascarpone
3 hojas de gelatina neutra
4 cucharadas/soperas colmadas azúcar glas
2 cucharadas/soperas zumo de limón

Para la decoración:
2 mangos
Hojas de menta

Utilidades:
Tabla de equivalencias
Dónde comprar mis utensilios

PREPARACIÓN:

Forramos un molde (en mi caso de 18 cm) con papel vegetal, tanto el fondo como las paredes. Para la base voy a aprovechar el bizcocho de pistacho que me sobró de la recta de las semiesferas. Podéis aprovechar cualquier resto de bizcocho o podéis triturar 200 g de galletas y mezclar con 80 g de mantequilla derretida. Cubrimos todos los huecos y aplastamos bien con una cuchara.

Ponemos a remojar 3 hojas de gelatina neutra en agua fría durante unos 5 minutos. Echamos 200 ml de nata para montar y 2 cucharadas soperas colmadas de azúcar glas en el bol de la batidora. Batimos con las varillas de globo. Una vez montada reservamos en otro bol. En el mismo bol de la batidora, sin necesidad de limpiarlo, vamos a batir 250 g  de queso crema, en este caso mascarpone, con otras dos cucharadas soperas colmadas de azúcar glas. Batimos enérgicamente hasta que estén integrados ambos ingredientes.

Exprimimos medio limón y añadimos 2 cucharadas del zumo en un cazo. Ponemos a calentar y cuando rompa a hervir incorporamos, con el fuego apagado, las hojas de gelatina bien escurridas. Mezclamos con unas varillas hasta que se hayan disuelto completamente. Vertemos este zumo de limón en forma de hilo al queso. Mezclamos bien. Incorporamos en 2 o 3 veces la nata a la mezcla de queso y limón, removiendo con una espátula y con movimientos envolventes.

Una vez conseguida una mezcla homogénea echamos más o menos la mitad en el molde. La repartimos uniformemente. Pelamos 1 mango y lo cortamos en dados. Añadimos los dados, intentando que cubran toda la superficie del molde. Rematamos la tarta con el resto de la mezcla de queso y nata. Alisamos y reservamos en la nevera un mínimo de 6 horas, aunque yo siempre lo suelo dejar de un día para otro.

Para decorarla vamos a utilizar 2 mangos laminados en finas tiras, con las que simularemos una rosa. Empezamos con una lámina pequeña doblamos sobre sí misma y colocamos en el centro de la tarta, este será el centro de nuestra rosa. Y a continuación vamos rodeando de tiras de mango, como si fuera un muro de ladrillos ovalado. Es decir, la siguiente tira empieza en la mitad de la anterior. Quitamos el aro del molde y el papel para acabar más fácilmente la decoración. Finalmente, decoramos con unas hojitas de menta que aportarán color y frescor.

Cualquier duda, mira el vídeo.

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